Conferencia impartida por Carlos Melús.
Las noticias de los acontecimientos ocurridos el 2 de Mayo de 1808 en Madrid fueron llegando a todos los rincones de España en los días que siguieron aquellos hechos, y así se tuvo conocimiento en todas las ciudades y pueblos, como ocurrió en Zaragoza y en Jaca.
El 29 de mayo de 1808 comisionado por Palafox, salió de Zaragoza el capitán de Artillería Don Ignacio López Pascual hacia Jaca, con la orden de proceder a organizar militarmente el levantamiento y la defensa de esa importante plaza estratégica. Bajo la supervisión de Ignacio López y de D. Fernando García Marín, se procedió al alistamiento en la ciudad de todos los hombres útiles de edades comprendidas entre los 16 y los 40 años, y convocando, igualmente, a los oficiales y militares retirados para que instruyese a los nuevos reclutas.
El día 15 de junio, quedó finalizada la formación del tercio de Jaca que, pasando por varios nombres, adoptó finalmente la llamativa firma de Tercio de Valientes Aragoneses del Partido Jaca, Defensores de la Patria. Una vez organizado el tercio, varias compañías se dirigieron Canfranc, al mando de García Marín, para defender los pasos pirenaicos de los posibles ataques franceses.
Desde esta fecha se sucedieron movimientos de tropas, tanto españolas como francesas, no faltando los enfrentamientos entres ambas por dominar las rutas entre Pamplona a y Jaca, y entre Zaragoza, Jaca y la frontera con Francia, quedando demostrada la importancia que Jaca tenía para ambos bandos, que se disputaron este territorio a lo largo de los meses de junio de 1808 a marzo de 1809.
Tras la capitulación de Zaragoza, el día 21 de febrero de 1809, el mando francés pidió la rendición de las cuatro plazas fuertes: Jaca, Benasque, Monzón y Mequinenza. Un mes después, se tuvo noticias de que el pueblo de Jaca se había amotinado al ver venir un parlamentario francés. Don Domingo Medina fue nombrado Capitán para que, junto con 20 hombres, saliese de la Ciudadela para recibir al parlamentario.
Debido al desorden y los ánimos alterados, no se respetaron los derechos del parlamentario y, desde el baluarte de Santa Osoria de la Ciudadela, se abrió fuego contra él, finalizando el encuentro con la retirada de ambos bandos. Tras el incidente, los habitantes creían que se estaban negociando los términos de una próxima capitulación, por lo que muchos hombres decidieron realizar una fuga masiva desde la Ciudadela, con el ánimo de no rendirse, ni ser detenidos ni hechos presos por los franceses. El objetivo de todos ellos era unirse a las guerrillas de Navarra. Entre los fugitivos el guerrillero Espoz y Mina, entonces simple soldado de Tercio Tiradores de Doyle, que habían venido de refuerzo en el mes de febrero de 1809.
A las tres y media de la madrugada del día 22 de marzo, salieron hacia el campamento francés con la propuesta de rendición de la plaza de Jaca y su Ciudadela, el Barón de Andilla, el Intendente Ynca, D. Juan Azcón y D. Francisco Laclaustra, regresando a las seis de la mañana con la capitulación firmada por ambas partes, donde se concretaba que, ese mismo día, los franceses entrarían en Jaca.
Una vez tomada Jaca, los ataques a las patrullas del ejército francés fueron constantes, provocadas por las partidas de guerrilleros organizando en el Alto Aragón, destacando las acciones dirigidas por Javier Mina, Renovales y Sarasa.
A primeros de Agosto de 1809, la situación de Jaca volvió a empeorar por el acoso del guerrillero Sarasa desde San Juan de la Peña, de Renovales desde el Roncal y Perena desde Biescas. Así, el día 25 salió de Jaca la columna al mando del General Musnier, reforzada con fuerzas acantonadas en la Ciudadela y compuesta por 1.800 hombres dispuestos a acabar con la base de Sarasa en el Monasterio de San Juan de la Peña.
El general francés, tras tomar el Monasterio, lo saqueó llevándose obras arte entre otros objetos de gran valor y, posteriormente, ordenó prenderle fuego. Sin embargo, respetó las tumbas de los antiguos Reyes de Aragón, en el monasterio viejo.
Tendría que pasar un largo periodo de más de cuatro largos años para que el emperador de Francia, Napoleón Bonaparte, comprendiera que su presencia en España se hacía muy difícil de mantener, máxime después de la derrota del ejército francés en Rusia, lo que le obligó a retirar una parte importante de su ejército destinado en la Península.
En 1813, tuvo lugar en España la batalla de Vitoria, marcando así el comienzo del final de la dominación francesa.
Liberación de Jaca y la Ciudadela
Como consecuencia del resultado de la batalla de Vitoria, se libera, el día 9 de julio de 1813, la ciudad de Zaragoza. Persiguiendo en su retirada al ejército francés, llegan las tropas españolas a Jaca, liberada en agosto de 1813. Sin embargo, su Ciudadela se mantiene como bastión por los franceses. Llegando e 8 de enero de 1814, Espoz y Mina decidió ir a Jaca, alojándose en el Palacio Episcopal, para dirigir personalmente las operaciones.
Lo que todos ignoraban es, que el día 11 de diciembre de 1813, se había firmado Tratado de Paz de Valençay, entre Napoleón y el Rey de España Fernando VII, recuperando así el trono de España dando fin a la Guerra de la Independencia.
Estas noticias no llegaron a Jaca donde seguían peleando por recuperar la Ciudadela. Siguió el fuego entre la Ciudadela y Jaca, así como los ataque por parte de la artillería española hasta el 17 de febrero. Al día siguiente, se firmó la capitulación de la Ciudadela saliendo los franceses desfilando con honores de guerra ante los altoaragoneses que hallaban formados delante de la fortaleza.
Fueron 696 los hombres entre soldados y oficiales franceses que marcharon hacia el país galo por Canfranc, acompañados por un destacamento español que les sirvió como escolta.
La nieve caída días antes provocó que el ejército galo tuviera dificultades para su regreso. Pese a ello, continuaron su ruta llegando a la villa de Urdos el día 19 febrero de 1814, dando fin a la presencia de ejército imperial de Napoleón en Jaca y en el Valle del Aragón.